domingo, 14 de agosto de 2011

La (No)Omnipotencia de Dios

Dado lo ocupado que he estado con cuestiones personales en éstas últimas semanas, he optado por reproducir a continuación una entrada que publiqué en rationalmexican.blogspot.com, para beneficio de lectores que no la hayan visto antes y/o que no hablen inglés.  Mientras tanto, les aseguro que seguiré escribiendo acerca de temas varios tan pronto me desocupe un poco, lo cuál deberá ser a partir del mes de septiembre.  A continuación les dejo una breve discusión acerca del sinsentido que es la omnipotencia.

 


El Non sequitur Inicial

No entiendo por qué las religiones monoteístas insisten en darle a su dios las cualidades de omnipotencia y omnisciencia.  Éstas cualidades no están necesariamente relacionadas con la capacidad de Dios para crear el universo, ni mucho menos para el supuesto perdón de los pecados o la administración de los castigos.  ¿Cuál es el camino lógico desde la capacidad para la creación hasta la capacidad para poder hacer y saber todo?  No sé si dicho camino realmente existe pero, aunque sí lo hiciera, cuestionaría su validez.  En la misma manera que un arquitecto es capaz de diseñar un rascacielos pero no los muebles que hay adentro, ni las computadoras, ni las personas, tampoco es necesario que el creador del universo también sea directamente responsable de todo lo que se encuentra dentro de él.

 

La Vida y el Universo

Otro punto qué mencionar es la consistencia de los eventos naturales que ocurren dentro del universo.  Como dijera Einstein, el milagro en las leyes de universo es, precisamente, que no hay excepciones.  Si Dios dejara de intervenir, podríamos esperar que el universo siguiera su curso tal como ya lo ha hecho hasta ahora por muchas épocas más.  La pregunta, entonces, es si Dios tuvo alguna opción en la forma en que supuestamente creó el universo.  Éste es de hecho un punto derivado del supuesto argumento del “universo bien afinado”, en el que supuestamente la exactitud de las constantes físicas universales que permiten la vida es evidencia para la existencia de un Dios.  Pero, si Dios es omnipotente, seguramente pudo haber construido un universo en que la vida no fuera tan frágil, escasa y constantemente a punto de ser aniquilada por completo.  Si hubiera tan solo pequeñísimos cambios hechos a una de muchas variables que permiten que exista vida en la tierra, sería destruida en un instante.  ¿Qué clase de diseño es éste?  ¿No pudo Dios crear vida donde fuera como, por ejemplo, en un lugar mejor?  La mayor parte de la Tierra en sí es demasiado caliente o fría inclusive para los super-microorganismos.  Mientras tanto, el resto de la vida se extingue constantemente, tratando de escapar desiertos e inundaciones en la delgada y frágil corteza que llamamos la biósfera.  Para un ser que todo lo puede, Dios parece estar altamente limitado por la física.

El Problema Lógico

Hablando de límites, la omnipotencia le incluye un gran límite a quien la ostenta: específicamente, porque no tiene sentido.  Basta con pensar en las paradojas lógicas que presenta la omnipotencia para darse cuenta que mete a Dios en más problemas de los que le resuelve.  El problema clásico es: ¿Puede Dios hacer una piedra tan grande que ni siquiera él pueda levantarla?  Si la respuesta es sí, entonces Dios no es omnipotente porque hay una piedra que no puede levantar.  Si la respuesta es no, entonces tampoco es omnipotente porque no puede hacer dicha piedra.

Muy convenientemente, los teólogos “sofisticados” se sacan de la manga que Dios solamente hace aquellas cosas que son lógicamente consistentes.  Por lo tanto, Dios no hace círculos cuadrados ni piedras que no pueda levantar.  Pero esto los mete en un embrollo aún mayor, al cuál solo responden encogiendo los hombros: ¿Dios está limitado por la lógica, entonces?  Dirían estos tipos que siempre la sigue, pero no que la obedece.  Pero entonces, ¿dónde deja esto a los supuestos milagros?  Si Dios es cuidadoso de nunca salirse de las líneas que él mismo se dibujó, ¿cómo es que puede resucitar un muerto, pero no puede hacer un círculo cuadrado?  Nuevamente, tenemos a los teólogos y filósofos de segunda poniendo un doble estándar cuando las cosas no les resultan.  Dios no hace cosas ilógicas, pero milagros—que por definición son suspensiones de la lógica—sí.

 

El Problema de la Omnisciencia

Finalmente, la conjunción de la omnipotencia con la omnisciencia es el último clavo en el ataúd.   Considérese el siguiente ejemplo:

Supongamos que un tipo de nombre Juan compró el boleto ganador de la lotería para el próximo viernes a las 5:00p.m.  Obviamente, él no sabe que tiene el boleto ganador, aunque tiene la esperanza de que sí lo sea.  En cambio Dios, por virtud de su omnisciencia, sí lo sabe.  Ha echado un vistazo al futuro y lo ha visto todo: la celebración, las compras, las vacaciones, las herencias, etcétera.  El punto aquí es que Dios sabe lo que va a acontecer.  No está especulando ni inventado las cosas sobre la marcha.  Ha visto el futuro que Él mismo diseñó y vio el resultado. 

Bien, pues como las profecías de las películas que siempre se cumplen a pesar de los mejores esfuerzos de los personajes por evitarlas, el conocimiento acerca del futuro necesariamente ya incluye el conocimiento acerca del conocimiento.  Sin importar qué haga Dios, no interferirá con su visión.  Cualquier cosa que haga o no desde ahora hasta el próximo viernes tan sólo contribuirá al cumplimiento de la visión del futuro que él mismo tiene.  Entonces, si Dios decidiera darle un infarto a Juan antes de la lotería, estaría obligado a resucitarlo a tiempo para que pueda ganar.  De otra manera, su visión de Juan ganando la lotería hubiera estado equivocada (si alguien quiere alegar que Dios se equivoca, son bienvenidos, pero creo que sería un punto para mí).  De este modo, Dios está efectivamente limitado por su conocimiento acerca del futuro que él mismo planeó.  Está condenado a hacer lo que ya previó que va a hacer, en una instancia de determinismo supremo; si cambia de opinión, resultará que siempre fue parte del plan.  Así, resulta que Dios no solamente no puede ser omnipotente y omnisciente: ni siquiera tiene libre albedrío.  ¡Qué ironía, ¿no?!